No penséis que estoy de parón veraniego. Con algo de retraso, sí, pero aquí sigo la serie iniciada la pasada semana sobre los muebles de Lagasca Vintage Backstage que han pasado a formar parte de la decoración de diversos establecimientos pontevedreses, ya sea de comercio o restauración. Hoy nos vamos de Cata, a un lugar de reciente inauguración en la ciudad del Lérez, pero con un claro sabor vintage que es más que evidente en su mobiliario, lleno de guiños.
Su propietario, Ramón Pedras Lorda, más conocido como Petete, inicia con La Cata una nueva aventura empresarial en la que deseamos todos los éxitos. Se trata de una tienda degustación que está ubicada en un lugar muy céntrico, justo detrás del edificio del Ayuntamiento en la plaza de España (calle Bastida, 5) en la que podéis catar y adquirir productos propios, vinos, cervezas, jamón y una extensísima variedad de quesos.
Entre las cervezas artesanales que ofrece en su establecimiento, Petete incluye una con sello propio, Be-So, que ha elaborado y cuya primera tirada superó todas las expectativas. Be-So es un guiño al pirata pontevedrés más famoso, Benito Soto, cuyo tesoro dice la leyenda urbana que escondió en el antiguo edificio del bar Pitillo (hoy vicerrectorado), a dos pasitos de La Cata. ¿Quién sabe??
Pues bien, entre la singular decoración del local, destaca una antigua alacena que ha formado parte de Lagasca Vintage desde nuestra reapertura en la calle Manuel Quiroga, 17.
Es imposible no reparar en ella. Seguro que en casa de vuestras abuelas o bisabuelas habréis visto alguna similar. Esta viene de Portugal, probablemente de alguna casa solariega lusa, y ha sido "customizada" por las propietarias de Lagasca, Mercedes Escauriaza y Mercedes García-Nieto. Se ha respetado el color verde original al restaurarla, y se ha forrado con un papel belga de los años 50/ 60. La alacena encaja a la perfección con el espíritu de La Cata, de la que también os muestro otros objetos singulares, como esta antigua balanza en uno de los mostradores.
O estos antiguos soportes que servían para anunciar las películas de los antiguos cine Malvar y Victoria, hoy ya cerrados, pero que marcaron un capítulo de la historia del séptimo arte en Pontevedra en la segunda mitad del pasado siglo.
ALI M.
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